La identificación y verificación del cliente es fundamental en las instituciones financieras para prevenir posibles delitos, como el lavado de dinero (AML), el financiamiento del terrorismo y otros esquemas comunes. En este proceso de verificación, las entidades pueden determinar la identidad e intenciones de una persona cuando abren una cuenta para así comprender sus patrones de transacción.
En un ecosistema financiero cada vez más digital e interconectado, las instituciones enfrentan el reto de equilibrar inclusión, seguridad y cumplimiento regulatorio. Una de las herramientas más importantes para lograrlo es el KYC (Know Your Customer), un proceso que garantiza la identificación y validación de los clientes para prevenir delitos financieros.
En América Latina, donde el crecimiento de la banca digital es exponencial y las amenazas de fraude también, el KYC no solo es un requisito normativo: es un habilitador de confianza y resiliencia para la banca del futuro.
Los pilares del KYC incluyen:
Este proceso ha evolucionado desde controles manuales hasta soluciones digitales basadas en automatización e inteligencia artificial, que permiten cumplir normativas y a la vez mejorar la experiencia del cliente.
Existen leyes alrededor del cumplimiento contra el lavado de dinero, los proveedores de servicios financieros deben asegurarse de que ningún cliente utilice sus productos con fines ilegales. Quienes deben adherirse a los protocolos KYC son:
Las regulaciones de KYC se han convertido en un tema cada vez más crítico, si bien las entidades deben cumplir con estos protocolos para prevenir fraude, también transmiten ese requisito a aquellas organizaciones con las que trabajan.
Los protocolos KYC contienen las medidas necesarias para garantizar que sus clientes son legítimos, además de monitorear riesgos, lo que ayuda a detectar y prevenir actividades monetarias ilícitas. Para reducir el fraude, los bancos e instituciones financieras deben cumplir con las normas KYC y AML (Anti Money Laundering o Anti Lavado de Dinero). En caso de incumplimiento, se pueden imponer sanciones severas.
Veamos cómo los procesos KYC ayudan a prevenir los delitos financieros.
Los tres componentes que incluyen KYC son:
En Latinoamérica, la presión regulatoria y la sofisticación de los ciberdelincuentes hacen que un KYC robusto sea un factor de supervivencia, no solo de cumplimiento.
Debido al aumento de la digitalización impulsado por la pandemia, se abrió la puerta a nuevas formas de adquirir cuentas y utilizar productos financieros a nivel global. Estos son los tres aspectos que se relacionan con los protocolos de KYC.
Además, es una forma sencilla para que los usuarios adquieran nuevos productos y actualicen su información de KYC, lo que permite mejorar la experiencia del cliente. También posibilita que las instituciones financieras ahorren dinero y, al mismo tiempo, aseguran la identidad y cumplimiento de las regulaciones de AML.
La identificación virtual se puede hacer a través de un celular inteligente, combinado con la anti-impersonación y antiherramientas de fraude. Asimismo, otros documentos requeridos pueden enviarse tras ser digitalizados y el proceso de autenticación sigue siendo virtual.
Análisis de datos: La inteligencia artificial (IA) y los procesos de automatización permiten a los bancos prevenir los delitos financieros y de ciberseguridad, facilitando la obtención de datos actualizados de KYC. La tecnología moderna posibilita el proceso interactivo y automatizado de recopilación de datos con rapidez, así los expertos tienen el tiempo necesario para centrarse en la investigación de los cambios materiales pertinentes y posibles acontecimientos sospechosos.
Por ejemplo, el proceso de incorporación de clientes puede simplificarse y racionalizarse mediante modelos de IA y aprendizaje automático para construir metodologías que respondan a la información que reciben las instituciones financieras. En el mejor de los casos, la utilización de análisis en procesos de KYC da lugar a una mayor experiencia del cliente.
Los datos recopilados a través de análisis también se pueden utilizar para beneficiar a los procesos comerciales y estrategias digitales de una entidad, ya que las áreas pueden enfocarse en sus ventas y marketing de acuerdo con las necesidades específicas del cliente.
El KYC no es un evento único, sino un proceso continuo que debe aplicarse en distintas fases:
Onboarding digital: validación inicial de identidad al abrir cuentas o productos financieros.
Monitoreo transaccional: detección de operaciones sospechosas en tiempo real.
Revisión periódica de clientes: actualización de datos y recalibración del riesgo.
Este enfoque de “KYC continuo” permite anticipar riesgos y garantizar un ecosistema financiero más seguro.
Las instituciones financieras pueden aprovechar el poder de los flujos de trabajo impulsados por APIs, las cuales combinan datos en varios servicios de detección de identidad y fraude. Topaz como plataforma full banking ayuda a los bancos a automatizar el área de cumplimiento y riesgo con una visión unificada de la información del cliente, controla los nombres de listas de sospechosos internas e internacionales y vigila el perfil transaccional utilizando IA para generar alertas.
A diferencia de proveedores que ven el KYC como un requisito aislado, en Topaz lo integrmos en el corazón de nuestra plataforma.
Esto convierte el KYC en una herramienta estratégica de confianza y diferenciación competitiva.
El KYC ya no es opcional: es la base de la banca digital segura, confiable y competitiva. Con Topaz, tu institución puede transformar el cumplimiento en una ventaja, protegiendo su operación y ofreciendo experiencias ágiles al cliente.
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