El blanqueo de capitales es la práctica consistente en disimular el origen ilícito del dinero obtenido mediante actividades delictivas insertándolo en la economía formal. Las tres fases del blanqueo de capitales son: colocación, ocultación e integración.
Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), cada año se blanquea entre el 2% y el 5% del PIB mundial . En Latinoamérica, este tipo de delito también genera miles de millones y es cada vez más sofisticado.
Por eso, la lucha contra el blanqueo de capitales es fundamental para las empresas y los profesionales del cumplimiento financiero. A continuación te explicamos todo al respecto.
Las etapas del lavado de dinero son reconocidas por organismos internacionales como el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI). Aunque existen otras clasificaciones, estas tres fases abarcan todo el ciclo del blanqueo de capitales, desde la entrada de dinero ilegal hasta su utilización como si fuera legítimo. A continuación explicamos cada una de ellas.
La colocación del dinero ilícito es la primera etapa del blanqueo de capitales. En ella, las cantidades obtenidas por medios ilegales se insertan en el sistema financiero o en la economía formal.
Se considera la fase más vulnerable a la detección, ya que supone el primer contacto entre el dinero "sucio" y las instituciones legalizadas. Las principales técnicas incluyen:
Un ejemplo común es el uso de testaferros para hacer pequeños depósitos en diferentes sucursales. Otra señal de alerta es cuando se realizan transacciones inusuales, especialmente en efectivo.
Recientemente, la adquisición de criptomonedas también se ha utilizado en esta fase, debido al anonimato y la descentralización de las transacciones.
La ocultación de activos ilícitos se caracteriza por la realización de operaciones que dificultan el rastreo del origen ilícito.
Se trata de una de las fases más complejas, en la que se utilizan estrategias elaboradas que requieren una atención especial. Entre las principales técnicas utilizadas se encuentran:
Mediante estas técnicas se puede, por ejemplo, "prestar" dinero de una empresa pantalla a otra, a nombre de un "huérfano", y transferirlo a una cuenta extraterritorial. Todo parece legal, pero esconde un origen delictivo.
Transacciones incompatibles con la actividad declarada, uso recurrente de intermediarios y movimientos de dudosa justificación son señales de alarma.
Para detectar esta fase, es necesario integrar datos, analizar patrones y completar los sistemas de vigilancia, un reto constante para el sector del cumplimiento y la inspección.
En esta fase, el dinero blanqueado vuelve a la economía disfrazado de ingresos legítimos. Puede aparecer en inversiones, compras de bienes o transacciones comerciales aparentemente ordinarias.
Para evitarlo, entra en juego la detección de vida, una tecnología que comprueba la presencia física del usuario durante la autenticación.
Combinada con el reconocimiento facial y la comparación con documentos oficiales, esta tecnología evita fraudes como fotos, vídeos o máscaras.
De este modo, las entidades garantizan la autenticidad de las transacciones y dificultan la infiltración de dinero ilícito en el sistema financiero.
Incluso después de que el dinero se haya reinsertado en la economía formal, es esencial mantener mecanismos de control para evitar la legitimación de fondos ilícitos.
La verificación contra listas restrictivas cruza datos de clientes y transacciones con registros, personas políticamente expuestas (PEP) y empresas implicadas en actividades sospechosas.
Esta práctica ayuda a identificar operaciones aparentemente legales que ocultan contratos ficticios, inversiones ficticias, adquisiciones de propiedades e importaciones/exportaciones sobrevaloradas.
Aunque estas transacciones parezcan legítimas, pequeños indicios, como importes incompatibles con el perfil del cliente, pueden indicar riesgos. Los sistemas automatizados pueden aumentar la precisión del análisis y dificultar que el dinero ilícito siga en circulación.
Algunos expertos creen que existe una cuarta fase en el blanqueo de capitales, conocida como diversificación, recapitalización o reutilización de recursos.
Esta fase es un proceso continuo, una continuación del ciclo, en el que el dinero que ya se ha "limpiado" se vuelve a aplicar a nuevas tramas ilícitas o se reinvierte para mantener la apariencia de legalidad, ya sea financiando más actividades delictivas o capitalizando negocios pantalla.
En la práctica, el blanqueo de capitales no siempre termina en una sola etapa. A menudo el capital circula y se "esconde" en nuevas capas, lo que refuerza la importancia de los sistemas de vigilancia constante.
Los tipos de blanqueo de capitales son métodos específicos utilizados para ocultar el origen ilícito de los fondos a lo largo de las etapas del proceso. He aquí algunos de los más conocidos:
Los tipos emergentes han ido ganando terreno con el avance de la tecnología, como el uso de plataformas de juego en línea y fintechs no reguladas.
Los sistemas antifraude son aliados estratégicos en la prevención del blanqueo de capitales, ya que trabajan con inteligencia artificial y machine learning para identificar patrones sospechosos.
Analizan transacciones, cruzan datos de clientes y emiten alertas automáticas cuando se producen transacciones irregulares.
Cuando se identifican señales de alerta de blanqueo de capitales, los sistemas permiten una respuesta rápida y asertiva, reforzando el cumplimiento y protegiendo las operaciones financieras.
Los sistemas antifraude supervisan el flujo financiero en tiempo real, identificando patrones ajenos al perfil del cliente, como importes incompatibles u operaciones repetidas (habituales en la fase de colocación).
Este análisis continuo refuerza la Due Diligence, el proceso de verificación en profundidad del cliente, esencial para afrontar con precisión los retos de la prevención del fraude.
Los sistemas modernos son capaces de conocer el comportamiento transaccional del cliente y, por tanto, cruzar estos datos con la información del proceso de incorporación KYC (know your customer).
Cuando algo se desvía de la norma, el sistema lo señala automáticamente, reforzando la lucha contra la ocultación y siguiendo las tendencias contra el blanqueo de capitales.
Los sistemas antifraude generan alertas automáticas cuando identifican señales de riesgo y cruzan los datos de los clientes, alegando su presencia en listas restrictivas nacionales e internacionales como OFAC, ONU y Bacen.
Esta comprobación es esencial para detener las transacciones sospechosas en la fase de onboarding y evitar la exposición a agentes vinculados a actividades ilícitas.
Topaz ofrece un ecosistema completo de tecnologías destinadas a prevenir el blanqueo de capitales, combinando con excelencia la inteligencia artificial, la automatización y el máximo rendimiento normativo.
SecureJourney supervisa las transacciones en tiempo real y bloquea automáticamente las actividades fraudulentas.
Además, la integración con KYC onboarding garantiza la verificación de la identidad de los clientes cotejando información sobre el origen de sus ingresos y actividades.
El blanqueo de capitales es un delito en constante evolución y para combatirlo se requiere una tecnología a la altura. Con Topaz, su entidad puede anticiparse a los riesgos, bloquear el fraude y convertir la seguridad en un elemento diferenciador.